martes, julio 03, 2012

Wollt ihr das bett in flammen sehen.

Especie de epílogo a la historia de Dolche e Ichinén, protagonizado por Lady Engel de Taranis:
"El lugar, un cuarto. Desconocido para mi. Allí, un hombre y una mujer, besandose apasionadamente.
"-Si deseás dejar esto y parar ahora, es el momento.-le dijo él, mirandola fijo a los ojos.
Por toda respuesta ella lo besó hondamente. El respondió a su beso. La abrazó y se detuvo en su cuello, mordiendo ligeramente, muy suave."
La atrajo hacia él, con delicadeza pero firmemente. Mordiendo sus labios un instante. Se acostó en el lecho y ella se inclinó sobre él.
Esto no estaba sucediendo, no era real, no era real, no. Sentía ahogo, como estar encerrada dentro de mi cuerpo. El hombre y la mujer se removian en el tálamo, sus cuerpos agitados, sudorosos. Luego, imagenes y sensaciones a futuro. Como si estuviera resumiendo lo que sucedía a continuación. Deseo, lujuría, amor, sensualidad.
Desperté, agitada y sudada pero inmovil. Una exhalación escapó de mi cuerpo mientras vislumbraba el cielorraso. Ese hombre de nuevo. Había soñado de nuevo con él. No conocía a la mujer, pero el hombre era el de mi sueño anterior, acompañado por un gato. Era un sueño de larán este también, sin duda, como me había dicho Aradia. Lo sabía porque no solo presencié todo como si estuviera allí presente, también compartía sus sensaciones. Su deseo y su pasión se me habían contagiado. Me sentía muy extraña, conmocionada por la visión, inundada por el torbellino de sensaciones. Me mantuve inmovil en la cama. Las imagenes y sensaciones se negaban a abandonarme. Mi mano descendió por mi vientre. Debía encargarme de estas sensaciones ajenas, quitarlas de mi. Un dedo rozó mi pierna y me electrizó. Me concentré tanto en el hombre como en la mujer. ¿Quienes eran ellos? Y lo que eran preguntas más importantes. ¿Existían realmente? ¿Por que yo tenía esas visiones? Mientras, más recreaba en mi mente las imagenes, más fuerte se volvían. Estaba al borde del ansia, entrecortadas inspiraciones. Un afán creciente, un anhelo, un apetito, un capricho. Con empeño y antojo, pasión.
Mi cuerpo apenas se agitó, la conmoción se esfumó, calmandome en parte. Todo eso, me había dejado agotada, recién despierta. El uso del larán aunque fuera involuntario, ahora me exigía alimentarme para reponer fuerzas. Las imagenes se diluyeron en pocos segundos, perdiendo densidad, como la niebla en la mañana.
Sin aliento, me senté. Revolví mis cabellos, entrelazandolos con mis dedos. Pasado el sopor, me invadió la intriga. Solo un poderoso laranzu podría inducirme esas imagenes, pero ese hombre no era tarano y se notaba. La mujer tampoco, ni parecía leroni. No deseaba molestar a Aradia con mis sueños por segunda vez. Debía enfrentar esto sola y seguir mi camino al encuentro con los reinos foraneos.
Lady Engel, archiduquesa de Ephira.
Erst wenn die Wolken schlafengehn, kann man uns am Himmel sehn, wir haben Angst und sind allein"

Fantasias pervertidas de ayer y hoy presentó...

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