sábado, marzo 18, 2017

Historia de O.

Esta obra inconclusa cumple la regla de la literatura erótica, “Sade lo hizo primero”. Toda obra del género vive siempre a la sombra y comparándose con la obra del marqués. En este caso específico es una mera copia de Justine, libro que se repite constantemente en el género. Historia de una mina que sin ton ni son, se deja golpear por uno al que ama. Cualquier semejanza con alguna sombra es seguramente intencional, y plagiada por la de gris. Pero lo verdaderamente malo, además de ser una obra inconclusa, es que luego otro la golpea y ella lo más tranquila. No entendí cual es el sentido de su sumisión, se me hizo un libro inverosimil. Borracho por completo, escribo cosas más eróticas que esta pérdida de tiempo y papel.
La protagonista cambia de amo o se la van pasando, contradiciendo las reglas de ese mundo de la sumisión y el bondage, el amo es el responsable de su esclava y único beneficiado con subyugarla, no tiene sentido que un estereotipo tan egoísta la preste o cambie a otro. Puede que lo hiciera como parte de la humillación, en alguna que otra ocasión, pero no de forma permanente. Dejar ir no está en el carácter de un amo. La historia es reiterativa y las imágenes eróticas son poco excitantes. ¿Dónde están las escenas de sexo donde la mujer goza? ¿Dónde hay hombres que arrancan gritos de placer a su pareja? No, esta patética literatura que se dice erótica, esta repleta de azotes, humillaciones, golpes y esclavización. ¿En donde quedó el orgasmo? Se lo olvidaron. Creo que hay más erotismo y amor sexual, en ciertas novelas románticas a las que se acusa de ingenuas o naif; pero lo que es esta clase de lectura, son un fiasco.

Fantasías pervertidas de ayer y hoy presentó...